Publicado el 29 de Agosto, 2007, 12:12
Thomas Hobbes, al discurrir sobre el discurso mental, la secuencia de pensamientos, que es una capacidad humana distintiva, llega a un momento, al final del capítulo III del Leviatán, que coloca de nuevo a la imaginación en su discusión, tema que ya había tratado en el capítulo II. Leemos:
Acá disiento. Creo que Hobbes, como en algún momento Berkeley y otros, confunde imagen con concepto. Es más o menos claro que toda imagen que tengamos es finita. Pero nuestras capacidades incluyen no sólo manipular imágenes, sino también conceptos. Por más que a Berkeley le cueste (no sé todavía si a Hobbes le sucede lo mismo), hay conceptos abstractos. Lo que sucedió es que ambos confundieron o fundieron concepto con idea, donde esta última tiene mucho de "imagen", de formarse una imagen de algo que teníamos de otra idea, o de alguna sensación. Creo que Hume también patina de forma similar. A favor de ellos, debemos decir que se refieren siempre a ideas abstractas, y no a conceptos. Pero también en alguna parte, se quedan solamente en las ideas particulares, generales, y no mencionan la posibilidad de un concepto abstracto. A lo más, llegan a alguna forma de nominalismo, como que la palabra triángulo refiere a todos los triángulos, y nada más. Debería igualmente, repasar tanto a Berkeley como a Hume, para no imputarles más de lo que debería. No es fácil tener conceptos abstractos, y de alguna forma, ideas abstractas, como triángulo. Los manipulamos, pero necesitamos la ayuda de alguna imagen, de un triángulo particular, o de una línea finita que represente a la línea infinita, para poder avanzar. Pero podemos avanzar, podemos manipular lo infinito, y hasta llegar, como ha llegado la matemática, ha considerar abstracciones prácticamente puras, con conceptos abstractos como la estructura de cuerpo y las categorías, por poner dos ejemplos, y hasta manipular el infinito. Nos leemos! Angel "Java" Lopez |