Hoy leo a Francisco de Quevedo:
Érase un hombre a una nariz pegado, érase una nariz superlativa, érase una alquitara medio viva, érase un peje espada mal barbado;
era un reloj de sol mal encarado, érase un elefante boca arriba, érase una nariz sayón y escriba, un Ovidio Nasón mal narigado.
Érase el espolón de una galera, érase una pirámide de Egipto, las doce tribus de narices era;
érase un naricísimo infinito, frisón archinariz, caratulera, sabañón garrafal, morado y frito.
Me resultó muy gracioso. Impagable lo de "las doce tribus de narices era"...;-)... Recordaba el conocido comienzo, pero no el resto. Curiosamente, la versión de
http://amediavoz.com/quevedo.htm#A%20UNA%20NARIZ
es distinta al final.
Hoy encuentro este soneto al comienzo de un excelente libro, una joyita: Las narices de los filósofos, de Carlos Goñi. Leer más en:
Carlos Goñi publica 'Las narices de los filósofos', una historia de la filosofía a través de 50 pensadores esenciales
Angel "Java" Lopez http://www.ajlopez.com/
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