Publicado el 29 de Abril, 2010, 13:42
Como ya habrán notado, Jacques Monod y su excelente libro "Azar y necesidad" me está dando bastante alimento mental para este blog. Ya lo había leído en el siglo pasado, y el año pasado volví a ese libro. En estas semanas pasadas, volvió a estar más presente, al ser un libro que conjuga temas de filosofía, filosofía de la ciencia, de la biología, y de la explicación del Universo en general. Desde el post: ha vuelto a estar todavía más por este blog la pregunta: ¿qué hace el universo? Monod pasa revista a varias posturas que tratan de responder esa pregunta. Y destaca que muchas de esas posturas tiene una ilusión antropocentrista, aún partiendo de tiempos donde la ciencia nos ha ido desplazando del centro de las cosas. El otro día comentaba en: Monod, Engels, dialéctica materialista y ciencia algunos párrafos de Engels, y cómo la dialéctica que proponía, y sus leyes, lo llevaban a enunciar afirmaciones demasiado grandes. Monod escribe también:
Ese es el problema de encontrar "la explicación" de las cosas, como Engels y sus seguidores. Se comienza a rechazar todo lo que no cuaja en esa explicación. Alguien podría decir: ¿pero la ciencia no es también un tipo de "LA explicación"? No tan así. La gran diferencia es que la actividad científica dialoga con la realidad, y está dispuesta a dejar de lado concepciones, si es que hay una fuerte evidencia y plausibilidad en otras ideas. Por supuesto, no todo es color de rosa: la costumbre, lo aceptado, afectan a toda actividad humana. Pero por lo que vemos de la historia de la ciencia, todo eso igual no afecta a su avance en el mediano y largo plazo. Y la filosofía, en general, y la filosofía de la ciencia, en particular, están siempre ahí, para levantar la mano ante cualquier problema que se detecte en su desarrollo.
El caso Lyssenko es todo un tema. También hay que poner en un contexto político el ascenso de sus ideas, en medio del gobierno de Stalin, no solamente por un tema de ideología. Pero es un caso de ejemplo de cómo, al no aceptar la realidad, y seguir a raja tabla una "cosmovisión" de antemano, nos puede llevar a dejar de lado explicaciones, como la teoría de la evolución o la genética o la física relativista, que prácticamente deben ser aceptadas. Ahora, Monod pone hincapié en un tema que es SU tema, la genética:
Al mencionar la invariancia de la expresión de los genes (a la que contrasta luego en el libro con los errores de traducción que dan alimento a la evolución), Monod expone uno de sus puntos preferidos. Gran parte del libro, en sus capítulos técnicos, se dedica a la explicación del mecanismo de la herencia. Es interesante ver cómo Monod va describiendo que todo lo que sabemos de la vida (en su tiempo, y ahora también) se deriva de mecanismos: no hay que abandonar a Descartes y su visión mecanicista, para explicar la vida. Por supuesto, debemos refinar esa visión, y comenzar a ver niveles en la realidad, sistemas, partes y relaciones, etc. Pero la explicación no necesita apelar a vitalismos, proyectos finales, o manos invisibles de la historia para describir cómo es la vida. Nos leemos! Angel "Java" Lopez |