Publicado el 26 de Mayo, 2010, 2:47
He venido escribiendo sobre el descubrimiento del espacio profundo: el conocer la inmensidad del espacio que nos rodea es algo novedoso. También es nuevo el conocer el tiempo profundo, que fue apareciendo con los estudios de geología. En el siglo XIX, Darwin y su origen de las especies, aporta un nuevo motivo para sustentar que la Tierra ha tenido una histora de miles de millones de años. Pero uno de los que se opusieron, fue Lord Kelvin: él mostró que el Sol, si se suponía una especie de carbón en combustión, no hubiera podido durar tanto tiempo, a no ser de ser inmenso al principio. Claro, no se conocía la fusión atómica, ni tampoco la fisión. Pero Kelvin había agregado en su artículo, algo como "a menos que haya otra fuente de energía". También concluyó que el tiempo de vida de la Tierra, desde una bola incandescente hasta el estado actual, hubiera sido más corto de lo esperado por la evolución biológica y los procesos de la geología: se enfriaría demasiado rápido. Llegados al fin del siglo XIX, se descubre la radioactividad. Ernest Rutherford agrega el calor de la radioactividad a la historia de nuestro planeta, y encuentra que puede tener una edad más adecuada a lo que se esperaba en biología y geología. Rutherford estaba orgulloso de ese hallazgo, y escribió sobre la presentación:
Interesante la actitud de Kelvin: dejó abierta la posibilidad de otras fuentas de energías. Eso es parte de la actitud científica. Encuentro el texto citado en el excelente libro "De los rayos X a los quarks" de Emilio Segré, Folios Ediciones, uno de los libros que estoy rescatando con mi consolidación de cubiles. Nos leemos! Angel "Java" Lopez |