Publicado el 22 de Junio, 2010, 0:20
Henri Poincaré (1854-1912) fue uno de los matemáticos más grandes de la historia. Francés, su erudición iba más allá de las matemáticas. En 1902, cuando ya era reconocido en el mundo de las matemáticas profesionales, comenzó a escribir obras de divulgación de matemáticas, que eran muy populares en las cafeterías de París. Su familia fue importante para Francia. Su primo, Raymond Poincaré, fue presidente de Francia durante la Primera Guerra Mundial. Otros familiares también desempeñaron cargos públicos. Poincaré creció en un ambiente rico en cultura y relaciones. No se reveló claramente como matemático en su infancia, porque era un universalista, un hombre del Renacimiento. Por ejemplo, desde joven destacó como escritor. Tenía una memoria prodigiosa. Pero también, cuando ya se sumergió de lleno en las matemáticas, ganó fama de distraido. Hoy leo una anécdota de su vida, en el capítulo 39 del libro "El último teorema de Fermat", de Amir D. Aczel, Fondo de Cultura Económica, recuperado en mi consolidación de libros:
Ya mencioné a Poincaré en: Poincaré y la belleza en ciencia En estos días, encontré el texto completo (editado) de su artículo "La creación matemática" que mencionaba en uno de esos posts. Tengo que comentarlo. También tengo que terminar de comentar su rechazo de la geometría no euclídea aplicada a la realidad (postura curiosa). Tengo que escribir sobre sus estudios de la estabilidad planetaria, su forma de aproximarse a ese problema, apelando a ideas topológicas, y su contribución al determinismo en física. También tendrá que ser mencionado, cuando me ocupe de relatividad (tema que va apareciendo a la vuelta de cada esquina, cada vez que he escrito sobre lo que sabemos del Universo, y de su historia). Nos leemos! Angel "Java" Lopez |